Supongo que el camino está lleno de bifurcaciones para todos.
Al llegar a ese cruce de caminos, hay que esperar que el viento te ayude a decidir cuál de ellos será el correcto.
A veces, lo más sabio es sentarse en el suelo y contar hasta diez, pero, la mayoría de las veces, sólo se contar hasta cuatro. Y me precipito.
Y me equivoco y caigo.
Sólo me hace falta esa mano amiga, esa mano amada que siempre ves a lo lejos, y deseas que se acerque. Casi siempre ocurre. Al acercarse, tienes temor. Pero, una vez posada en tu hombro... Te sientes la mujer más feliz del mundo, y te ayuda a liberarte de tus miedos y ataduras.
En las encrucijadas, sólo pido eso. Dime... ¿Está ahí tu mano para mí?
Sentada en la luna te espero
Me miro al espejo... Y callo. Callo esperando que la imagen se quede quieta y me devuelva la mirada.
¿Y qué imagen me devuelve el espejo? Quizá la de una mujer enamorada. Una perrita sin Dueño que vaga por las calles de la ciudad, confundiendo cada farola con una estrella.
En cualquier caso, me devuelve la imagen de mí misma, con tu reflejo a flor de piel, con tu voz resonando en mis oidos y tus besos rezumando por mis labios. Con tus caricias aún en mi cuerpo.
Cierro los ojos, y durante un par de segundos que para otros significarían toda una vida, permanezco escuchando los latidos de mi corazón. Al abrirlos, la imagen del espejo ha cambiado. Eres tú. Espejos traicioneros y mentirosos. Devuelven la imagen que uno quiere ver.
Quisiera ser ola en tu mar, aire en tus pulmones, lágrima en tus ojos, beso en tus labios, color en tu paz.
Quisiera ser esa canción de Sabina, perfecta en sí y tan llena de contradicciones y no dejar a nadie impasible. Y menos, a tí... Hacerte elevar al séptimo cielo con mi entrega.
Sobre todo, eso... Hacerte elevar al séptimo cielo con mi entrega
Jugándome mis nervios, la mitad de mis celos y todo mi orgullo por que la vida me conceda un minuto más a tu lado. Volver a sentir esa boca en mi almohada, en el lecho de mis dudas, saber que es mía en la eternidad de cada segundo. Una ola infinita de sudor azotándome en la cara, como lluvia fresca lamiendo mi alma.
Y ser por siempre tuya, sabiendo que en mis entrañas así lo sentiré toda mi vida, sea lo que sea que nos tenga reservado el destino. Ganarle la partida a la esperanza, arriesgando hasta la piel.
Salir de noche, como una gata buscando un Dueño, pasear por los tejados y tostarme a la luz de la luna con tu voz como música de fondo resonando en mis sienes. Música que seguiré escuchando hasta que el tiempo nos separe
Ahora te miro. Te miro y callo.
Te miro e intento contener mis ojos para que sigan siendo serenos y mantengan esa mirada dulce y entregada que deseo regalarte por encima de todo.
Te miro e intento grabar todo detalle, para que quede bien fijado en mi retina.
Todo lo que ahora siento contigo, será mi único alimento... ¿Durante cuánto tiempo? Sólo la noche tiene esa respuesta.
Exprimiré cada segundo para que sea para siempre.
Aún me parece mentira que ya te vaya a ver mañana.
No soy capaz de creerme que mañana, a estas horas ya estaré entre tus brazos.
Anhelándolos hoy más que nunca,... y hasta mi vuelta,... Sed felices. Yo pienso serlo
Encadenada a tí. Como siempre, como nunca lo estuve a nadie.
Contando los minutos. Ya queda poco para ser una sóla alma.
Piel con piel, compartiendo tanto el sudor como las palabras.
Por fin cogeré el tren del destino. Parada, la pasión. Destino, tú.
... Y ya te echo de menos.
Mi mayor deseo, volver a sentir tu aliento en mi piel.
Mi mayor temor, que las cosas no salgan como están planeadas.
Mi mayor premio, que me hayas aceptado como lo que soy.
Grabé tu inicial en mi pecho, te siento a mi lado.
Construyendo palabras, te espero.
Siempre a tus piés...
Echándote de menos, aún cuando estás...
Para siempre
Perder a lua. Contar as estrelas e ver que sempre falta unha, e atopalas no teu sorriso, na calidez das túas mans nas túas doces miradas Ser como a area, Ergerme cada mañá Hoxe atopei a lua, Hoxe volvinte a atopar... |
Perder la luna. Contar las estrellas y ver que siempre falta una Y encontrarlas en tu sonrisa, en la calidez de tus manos, en tu dulce mirada. Ser como la arena, Levantarme cada mañana Hoy encontré la luna, Hoy te volví a encontrar... |
¿Por qué cuando todo parece que empieza a ir bien, vuelve a caer?
¿Por qué cuando los ánimos están por las nubes, aparece algo que los deja por tierra?
¿Serán pruebas del destino para él probar antes que nosotros donde está el límite?
¿Por qué me siento maniatada cuando pienso en una solución?
¿Por qué intento encontrar salidas y éstas aún no aparecen?
Daré tiempo al tiempo... para que me de todas esas respuestas.
Y espero que tú también se lo des.
Así pasaría las noches, los días, esperando el momento en que volvamos a cruzar nuestras miradas, y pueda decirte con la mirada todo lo que mi corazón ha gritado durante todo este tiempo.
Ahí, en mi sitio, donde debo de estar, con la cabeza gacha y expectante. Temerosa y a la vez ansiosa de un roce tuyo, una palabra, un beso...
Así te espero