Quizá hoy me he dado cuenta de lo tonta que he sido.
Los miedos, los temores, las dudas, no conducen a ningún lado. Sólo merman cualquier sentimiento que pueda estar naciendo. Sentir que amo, que quiero a alguien, sentirme viva... Eso si que no es comparable a nada. ¿Para qué los temores?
Siempre mirar hacia adelante, con optimismo. Echarle un pulso al destino, convencida de que voy a ganar... Y siempre, siempre, seguir jugando.
Lo se. Soy tuya para siempre. Ocurra lo que ocurra, demos los pasos que demos... Soy tuya
...Y me siento tuya. Y me miras, y ya me siento en la obligación de desnudar mi alma, doblegar mi espíritu y rodillas, para demostrar mi entrega a tí. Para mostrame tal y como soy, sin tapujos, sin reservas.
Ser sólo yo, una piel desnuda que sólo ansía un roce tuyo
Tú, centro de toda mi vida.
Tú, dolor y alivio.
Tú, tensión y paz.
Distante, y a la vez tan cercano.
Lejano, y a la vez te siento a mi lado.
Todo el día estás en mi pensamiento. Deseando que llegue el momento de verte, que generalmente coincide con la noche. Con esa niebla que nos envuelve con complicidad, manteniéndonos apartados del lejano y ajeno mundanal ruido.
Te siento a mi lado cuando me dices todas esas cosas, cuando callas, cuando estás serio, cuando sonries; y nada me gustaría más que tú pudieras sentirme a mí.
Tengo miedo que pueda llegar el día que te des cuenta que a lo mejor no sientes nada por mí... Si tú me dejaras... podría hacerte tan feliz!!...
Una conversación... Como otras tantas
[Yo] Oye, no te parece que anoche hubo magia?
[Tú] Sí, mucha. Además... Me gustó mucho
[Yo] Espero que no se acabe
[Tú] Yo también lo espero
[Tú] Qrt
[Yo] Eu tamén
Siempre... Siempre, tras las nubes se encuentra el sol. Solo hay que saber buscar ese rayito que asoma tímido entre ellas, y luchar porque deje esa timidez, y se mantenga firme... Asustando a las nubes, que acabarán retirándose.
¡¡Qué maravilloso sería si fuera todo tan fácil!! Quizá nosotros podamos hacerlo tan sencillo.
Sólo cuando se desea una cosa, los obstáculos, a primera vista parecen insalvables. Si ahondamos más en ellos, veremos que son minúsculos.
El sueño no acude a mí. Debería de ir a buscarlo al lugar donde quiera que se encuentre, pero... Ojalá eso fuera tan fácil como otras cosas. Y pienso en ti
Me vienen a la mente los momentos compartidos, que aunque fueron pocos, a mi juicio, muy intensos. Las palabras, las miradas, las risas, las bromas. Toda esa complicidad que siempre hubo, desde el primer momento, como si supiéramos que estábamos predestinados a acabar como estamos ahora.
¿Y quién sabe si en un futuro no tendremos todavía más? Yo, inmersa en mi insomnio, y llena de esperanza, brindo por ello.
Sentarme a tu lado, sentir la fría arena en nuestro cuerpo, oir a la luna como habla con las estrellas,... Y ser felices.
Sólo dejando que el sentimiento cale hondo en nuestros corazones. Sólo aceptando qué somos el uno para el otro. Sólo dejándonos llevar, podremos conseguirlo.
Quizá es una apuesta fuerte para el destino, pero realmente... ¿Qué es el destino? Simplemente no existe. Nosotros jugamos nuestras cartas, y decidimos con quien pasar el resto de nuestras vidas.
Me encantaría que tu cara fuera lo primero que viera al abrir los ojos cada mañana
Oí un ruido de repente. No supe ni relacioné de donde podía proceder, pero sentí la imperiosa necesidad de salir de mi cálido lecho.
Tampoco me sorprendí cuando te vi, sentado, con un cigarro recien encendido, esperándome. Procedí a quitarte el cigarro de la boca y encenderte otro.
El aura que nos envolvía, entre charlas y risas, y algún que otro roce, no nos dejó ver que los minutos iban resbalando por nuestros cuerpos, como gotas de sudor y deseo que rezumaban por nuestros poros.
Pronto pasó la noche... Al día siguiente, sólo deseaba que se cruzaran nuestras ojos. Sentir el azul posado sobre mi cuerpo, sobre mi cara, sobre mi boca. La magia hizo que de los cruces de miradas, saltaran chispas, que entendiera perfectamente, y sin palabras lo que estabas pensando.
Puede ser que esa magia, que tanto nos acompañó en aquel primer encuentro, se agote, desaparezca sin más... Pero siempre tendré presente que valió la pena haber compartido mi vida contigo.
Es lo único que tengo para hacerme oir. Para que él, te acerque mis palabras, en forma de susurro, y las sientas como una caricia alrededor de tu cuerpo.
El lo único que deseo. Sentirte a mi lado, y que tu te sientas al mío, como mar y viento. Sentirte y disfrutar cada momento que me regalas.
Agradecerte, con estos gritos al silencio, lo que haces por mi.
Déjame devolvertelo con creces. Déjame hacerte feliz.