Ahora suena algo absurdo, pero... por fin llegaron mis vacaciones.
Por un lado, asustada, por otro ansiosa, por otro... como no, deseando verte.
Un saludo a todos y hasta mi regreso
Supongo que hay temporadas en las que todos nos sentimos especiales. Yo tuve esa temporada. Era cuando sonaba el teléfono y revoloteaban las mariposas del estómago; cuando salía a la calle y deseaba con todas mis fuerzas que él estuviera ahí, esperándome, siendo protagonista de mis sueños, como tantas otras veces; cuando el cartero llamaba a mi puerta y esperaba carta suya... Eran en tantas y tantas las ocasiones...
Ahora todo ha cambiado. Es todo muy diferente. Ahora las palabras salen solas. Los sentimientos se consolidan. La unión, sea del tipo que sea, se ha hecho más fuerte. La evolución no sólo afecta a las especies. Es evidente. Cuando abrí los ojos y me di cuenta de eso, no cesaba de preguntarme: ¿Ya no seré aquella chica especial?
Pero yo sigo siendo la misma incluso cuando soy distinta.
Quizá la piel sea diferente. Cualquier día me saldrán arrugas. No importa el tiempo que pase, ni el grado de madurez que puede que ya haya alcanzado o algún día alcanzaré. Sigo siendo la misma persona que una vez conociste, la misma que te hacía reír, que decía tonterías. La misma chica que tenía sensibilidad, tanto como mal genio. La misma, incluso, que aquélla que se derretía cada vez que te veía.
Sabes que no fuiste el primero. Quizá con los demás cometí un error... o mil. Lo olvidé... Y aprendí.
Tú me hiciste sentir especial, y esta vez no pienso olvidarlo... Ahora han pasado algunos meses, y sea de la forma que fuere... Me sigo sintiendo especial
¿Te veo el sábado?
Calma... Mucha calma es lo que ahora mismo necesito.
Guardaré todas las lágrimas que resbalaron por mi cara.
Una por cada palabra que nunca dirás.
Todas ellas irán a mi caja de las cosas que me duelen.
Y ahí quedaran, hasta que llegue el momento de regalártelas.
Una a una, gota a gota.
Cuando no importen las cosas por las que una vez lloré.
¿No dicen que eso es madurar?